jueves, 23 de febrero de 2017

Inmensa contradicción, llámese debilidad

Todos estamos apegados a la tierra, incluso los que tienen las miras puestas en la otra vida. Filosón es implacable como siempre:

¿Por qué en el íntimo anhelo
que al católico hace andar
todos desean el cielo
y nadie quiere llegar?



4 comentarios:

  1. Cada vez se ve ese momento más y más cerca. De momento quedémonos en la tierra y sigamos anhelando el cielo.

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  2. Porque como el cielo está ahí, no hay ninguna prisa, ninguna.

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