jueves, 2 de noviembre de 2017

El Anticristo

Ponzoñón tiene mojado el aguijón en tinta mordaz y escéptica y vuelve a notarse:

El día en que un telediario 
encabece sus reportes, 
en vez de con los deportes, 
con el hito literario 
de que un vate extraordinario 
ha salido del aprieto 
rematando un buen soneto 
con que logra darse pisto, 
es que llega el  Anticristo.

El día en que un pollo al horno 
no sude hormonas traidoras 
y en que cuatro profesoras 
ganen más que una actriz porno, 
y que haya más gente en torno 
de un sabio que de un balón, 
y en que el más bobalicón 
nunca se pase de listo, 
es que llega el  Anticristo.

El día en que sea neutral 
un periódico o revista 
donde un solo periodista 
sepa más que el pan sin sal, 
y en que el código penal 
condene a un año y un día 
cada error de ortografía 
que cometió sin ser visto, 
es que llega el  Anticristo.

El día en que todos juntos 
decidamos sin rodeos
no mandarnos más correos 
con archivitos adjuntos 
que pidan, entre otros puntos, 
que cien veces se reenvíen, 
y en que en vez del carpe diem 
triunfe el pienso, luego existo
es que llega el  Anticristo.

El día en excelso en que vaya 
una mujer a la tienda 
y se pruebe alguna prenda 
que sí sea de su talla, 
y que si gorda se halla, 
Dios le conceda que existan 
vendedores que no insistan 
y empareden al modisto, 
es que llega el  Anticristo.


2 comentarios:

  1. Pues visto así no me va a parecer tan mal que llegue el Anticristo, con el miedo que siempre me ha dado a que eso sucediera.

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