viernes, 17 de noviembre de 2017

Historias de la Secundaria

Historia que podría ser verídica, según Alacrón:

En la clase hay un alumno 
que Crispinito se llama.
Nunca aprobó una materia 
desde que estaba en Primaria: 
ni Inglés, Lengua, Naturales, 
Sociales o Matemáticas.
Por no aprobar, Crispinito 
ni las marías se saca. 
Le hicieron adaptaciones 
curriculares, programas 
de seguimiento específico, 
tutorías a mansalva, 
pero ¿a ti te aprovecharon?
Pues a él menos que nada.
Entre suspenso y suspenso, 
también llaman a su casa, 
a su casa van y van 
y en su casa no hacen nada.
―¡Si no podemos con él!
¡Si hace lo que le entra en gana!
Le pongo el libro delante, 
pero no le aprovechaba.
Nos sentamos a comer 
y nos quita la tajada.
Me echo un rato en el sofá 
y hasta echarme no paraba.
Con que no moleste en clase 
y pase de curso, basta.
Y no molestaba en clase 
y de curso siempre pasa. 
¿Que repetía algún año?
Pues al segundo pasaba, 
que las leyes estatales 
su empujoncito le daban.
Y fue así como llegó 
a Cuarto de Secundaria 
sin saber hacer la o 
por más que se la adaptaran.
Pero en premio a su tesón 
por seguir entrando al aula, 
le entregan su titulito 
firmado del Rey de España. 
Y cuando lo vio, Crispín 
les dijera estas palabras:
―¡Guau, guau, guau, guau, guau, guau, guau! 
―Pero es que ese niño ladra?
Es que Crispín no era un niño.
Crispín es un perro dálmata.
Pero hacía lo mismito 
que un niño de Secundaria. 

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