jueves, 4 de enero de 2018

Una vez más —la última—, Candidalgia rinde homenaje a Córdoba, concretamente a la Torre de la Calahorra, que preside el puente romano desde la otra orilla. 

TORRE DE LA CALAHORRA

La torre de un tablero de ajedrez,
el prisma de basalto de un volcán,
el trono donde reina Abderramán,
la cárcel ribereña de un gran pez.

La Córdoba más llena de altivez,
la puerta que le sirve de zaguán,
el mirador al que las aguas van
a hacerse retratar por una vez.

Su nombre, Calahorra. Su perfil
aspira a recia efigie de blasón,
su piedra tiene timbre de añafil,

de trompa belicosa a cuyo son
la Historia escribe un libro en cada atril
y en cada atril compone una canción.


Por cierto, ¿cómo queda mejor el soneto? ¿En la forma acuñada por Candidalgia o en esta variante de Chis, que propone sustituir el último terceto por este otro, con un genial verso final?

Esa es la Calahorra: un gran bastión,
el mejor monumento entre otros mil,
la mole que me mola mogollón.



1 comentario:

  1. Preciosa torre en una bella ciudad. Prefiero el soneto de Candidalgia. Y como siempre...sublime.

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